Tradicionalmente las emociones se han clasificado en dos grupos: emociones negativas y emociones positivas, debido a que las sensaciones que nos generan unas emociones nos hacen sentir mal y otras bien.
El problema recae en el lenguaje, ya que, de forma implícita, este nos hace pensar que las emociones negativas son malas y, las positivas, buenas. Sin embargo, desde happiens apostamos por cambiar las reglas del juego, llamando a las primeras emociones desagradables y, a las segundas, agradables.
Así lo menciona el director de happiens José Briceño en su artículo publicado en Psicología y Mente: la terminología de emociones agradables/desagradables es “más fiel a la sensación que nos produce una emoción, pero eliminando el juicio sobre la bondad o maldad de dicha emoción”. Por otro lado, añade, “resulta relevante hablar también de emociones adaptativas o desadaptativas, en relación a la función que cumple una emoción en nuestra vida”.
Las emociones son universales, tal y como apunta el psicólogo y profesor del Centro para el Estudio de la Emoción y la Atención de la Universidad de Florida, Peter J. Lang.
No obstante, lo que sí varía es el significado de las mismas, ya que lo que en España podría resultar vergonzoso, en otros países podría ser un acto positivo, y al contrario, acciones que aquí son de buena educación, como el hecho de darse dos besos cuando se conoce a una persona, en otros países podría resultar desagradable, al estar invadiendo el espacio personal.
Así pues, podemos determinar que “en cada cultura un mismo hecho tiene significados diferentes, lo cual a su vez genera emociones distintas”, tal y como afirma Briceño en el citado artículo.
Las emociones tienen un lenguaje, que debemos comprender para poder mejorar nuestra inteligencia emocional y, por tanto, nuestra felicidad y la de las personas con las que nos relacionamos.
Aunque las emociones pueden ser universales y comunes a todos los seres humanos, la realidad es que afectan y se expresan de manera diferente en cada persona, por tanto, lo importante es identificar y entender cada emoción y lo que hay detrás, su significado, su mensaje; y no centrarnos tanto en su agradabilidad.