Puede ser que el significado que la mayoría de nosotros conocemos de la palabra flow sea algo de finales del siglo pasado, un término ochentero, que nace cuando los músicos afroamericanos del hip hop necesitaban una palabra para decir que una canción funcionaba, que tenía ritmo.
Otra acepción similar del término se utiliza para referirse a personas que tienen mucho estilo o una forma de vestir y de ser muy característica y especial, que les hace “tener flow”. De una modo u otro el término flow, describe situaciones o sensaciones positivas relacionadas con el movimiento, la conexión y la acción.
Es como un ¡wow! o una chispa que no sabemos muy bien de dónde sale.
Por muy aparentemente alejados que estén el hip hop de la psicología positiva, puede que fuera esa esencia, esa chispa que no acabamos de entender pero que claramente sentimos, lo que el prestigioso psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi quería transmitir con su Teoría del Flow. Sin embargo, su punto de partida fue el ajedrez al darse cuenta del estado de motivación y concentración en el que entraba al jugar y todo lo que disfrutaba y era capaz de hacer en ese estado.
Para él, estar en flow, o fluir, trata de esos momentos en los que no eres consciente del paso del tiempo y solo estás concentrado e inmerso en la tarea o actividad que te ocupa. La disfrutas tanto, tanto, que no piensas en nada más.
En ese estado, tus capacidades y habilidades están en pleno rendimiento, se activa el pensamiento y la acción, haces lo que quieres con seguridad, no hay distracciones mientras ejecutas la tarea, el tiempo no cuenta, y, normalmente al terminar, disfrutas de una agradable sensación de satisfacción y bienestar.
Es decir, tu atención, tu motivación, tus habilidades y las demandas de la situación, se encuentran en un punto estratégico que crea la armonía perfecta para fluir.
Esa sensación de flow, según el autor, es “un estado en el que las personas están tan involucradas en una actividad que nada más parece importar. La experiencia es tan agradable que la gente va a seguir haciéndolo incluso a un alto costo, por el simple hecho de hacerlo”.
En sus obras ‘Fluir’ (Kairós, 1997), y ‘Fluir en los negocios’ (Kairós, 2003), Csikszentmihalyi define cuáles son las características de ese estado:
1. Desafío que exige emplear habilidades.
2. Concentración y enfoque.
3. Metas definidas.
4. Retroalimentación directa e inmediata.
5. Exclusión de otras informaciones.
6. Sentimiento de control.
7. Disolución del ego.
8. Distorsión del sentido del tiempo.
Se trata del efecto de entrar en un estado de concentración máximo mientras se hace algo, siendo capaz la persona de invertir energías y recursos que incluso desconocía poseer.
Para que esto se dé, por ejemplo en el trabajo, se debe crear un ambiente que recoja varios factores en el mismo momento: intereses de la persona, dificultad coherente con sus habilidades, lugar sin distracciones, tener unos objetivos bien definidos y tiempo y recursos para alcanzarlos, etc.
Cuando una persona entra en flow o experiencia óptima, ni siquiera se da cuenta al principio y, solo cuando sale de ese estado, debido a una interrupción o por la finalización de la actividad, es consciente de lo sucedido, del tiempo transcurrido y de las sensaciones vividas.